11ª Muestra Syfy: ciencia ficción en vena.
Para mí la Muestra Syfy son mis vacaciones. Cuatro días de ciencia ficción “en vena” en los que me permito trabajar sólo medio día y el resto hacer algo que me emociona. Y lo que más se goza de la muestra no es esta u otra película, es la muestra en sí; el ambiente, las risas, el que Eduardo Noriega no se quiera quedar a la proyección de su película porque nos tiene miedo, o que cada vez que aparece un plano de la luna en una película, todo el mundo aplauda como loco desde la tortura cerebral que fue ver “Boneboys” y todos aquellos innecesarios planos del astro. A la muestra uno no va a ver callado la proyección como si estuviese viendo una de Godard, aquí se le grita a la pantalla, se le aplaude, o se le insulta. Destacables me parecieron “Coherence” (James Ward Byrkit), “We are what we are” (Jim Mickle) y “Snowpiercer” (Bong Joon-ho). Aunque no esté de acuerdo con la forma de actuar y las decisiones de sus protagonistas, tengo que reconocer que las películas están muy bien. Además, destacar el vestuario pseudo-amish de la niñas de “We are what we are” y los modelitos, caracterización, y actuación de Tilda Swinton en “Snowpiercer” (que, me van a perdonar, pero para mí es un claro homenaje a la Maggie de Little Britain).
Tilda Swinton en “Snowpiercer”.
Se dejan ver, con algún momento de WTF; “Rigor Mortis” (Juno Mak) con un vampiro un poco heredero de un Nosferatu ninja, y “La Bella y la Bestia” (Christophe Gans) con un Eduardo Noriega convertido en una especie de Gastón truhán de los bajos fondos, y una Lea Seydoux guapísima como siempre. De esta última, criticar el vestuario. Sí, porque con una película como esta, que es un cuento, que puedes hacer casi lo que te de la gana, no se le puede perdonar a Pierre-Yves-Gayraud ese festín de purpurina y brilli-brilli, y ese traje de Bestia, recargado hasta la extenuación, y ese cuello de celosía bien merece un Razzie. Se salvan alguno de los vestidos de Bella, como el rojo, que aunque un poco salido de madre con los corales esos de alambre forrado, queda muy bonito en contraposición con el bosque helado. Este señor debería ver más trabajos de sus compañeras Colleen Atwood y Eiko Ishioka para darse cuenta de que un vestuario de fantasía es posible sin que parezca que te ha vomitado encima un hada.
Tampoco les perdono el poco desarrollo que tiene la relación de los protagonistas, que se ven tres días, se odian, y al cuarto se quieren. Así, de pum. Que en la de Disney estaba mejor contado, y eso que tenían que dejar hueco para canciones y plumeros bailando, pero había un cortejo por parte de la Bestia, un trabajarse el terreno; que aprendía a comer con cubiertos, averiguaba que le gusta leer y le regalaba todos los libros de la biblioteca, y hasta se bañaba y se ponía rulos! Hace que una película en la que las tazas bailan se vea más madura y realista.
Moñez desatada. Le perdono el vestido color marfil, y el rojo de la derecha porque queda bonito con la nieve, pero visto de cerca es un circo…
Otras que se dejaron ver pero con abundancia de momentos “entraba en la película y los mataba yo misma”, son “In Fear” (Jeremy Lovering) y “Almost Human” (Joe Begos). Poco presupuesto que se hace notar, sobre todo en la segunda, con la actriz protagonista; una doble de Charisma Carpenter, que no cambia la cara en toda la película.
De la inefable “Frankenstein’s army” quiero destacar el diseño de los robots, que de puro cutre es hasta gracioso, y la forma que tienen de moverse, muy del estilo de los malos de los Power Rangers.
Nos reimos mucho con “Fresh meat” (Danny Mulheron), “Piranha 3DD” (John Gulager), con un divertidísimo David Hasselhoff, y “Faraday” (Norberto Ramos del Val). Lo más agradecido de la última son las apariciones estelares de Viruete (con Virugato incluído, como si del doctor Gang se tratase), Paco Fox, y Cacaman.
De los cortometrajes, destacar “Secuencia” (Carles Torrens) por raro, bien hecho, y sorprendente, aunque tampoco me desagradó “Insectopía” (Saul Freeg, Karni Arieli) y eso que de bichos y larvas iba el tema. Un poco más aburridos y sin sal fueron “Aningaaq”, sobre lo que está haciendo el inuit que habla con Sandra Bullock por radio en “Gravity” mientras conversan (súper forzada aparición del bebé por parte de la mujer), y “Droga perfecta” (Toon Aerts) mamarrachada nipona con tentáculos y líquidos brillantes. Lo que fue terrible fue “Blink” (Diego Latorre); incomprensible y pajero a más no poder. Que no es por el CGI regulero, que a eso estamos acostumbrados en la muestra, ni porque sólo fueran imágenes oníricas sin base narrativa, que a eso también estamos acostumbrados, sino porque todo eso se puede hacer bien, y se puede hacer mal… y aquí se ha hecho muy mal.
Geena Davis en “La Mosca” es un ejemplo de estilazo atemporal.
Mis menciones especiales y con más cariño van para la maravillosa sesión de Phenomena. Qué bonita que es “La Mosca” , que no puedo evitar llorar cuando agarra con su manita el cañón de la escopeta; y qué genial el vestuario de Geena Davis, la mejor vestida de los 80, oiga, qué estilazo. Chapó por la hermanita de Cronenberg, Denise, que desde esa película le hace el vestuario a su hermano y a otros cuantos, porque la señorita lleva 39 películas como diseñadora de vestuario. Vino después “Depredador”, otro clásico de la Ciencia Ficción, que ha envejecido muy bien. No me cantan ni los efectos especiales, ni la carusa del bicho, ni nada. Si acaso canta el acento y la interpretación de Chuache, pero es uno de los motivos por el que le queremos tanto, ¿verdad?
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