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EL DISEÑADOR: UNA VIDA DE GLAMOUR Y FIESTAS

Hay gente que piensa que esto del diseño es poco más que “pinta y colorea”. Creen que es todo glamour, ir a fiestas, hacer cuatro garabatos, y que el resto trabaje por ti porque tú eres “el creador”. Eso quizá Lagerfeld, y francamente, lo dudo, porque trabajar en dos marcas ajenas y a la vez llevar la suya, tiene que ser agotador.

Aquí un joven diseñador de moda tratando de ganarse la vida (imagen del cortometraje de Pixar One Man Band).


La verdad es que la vida del diseñador emergente es bastante más parecida a la de Erin Brockovich, pero con mejor estilismo (y ni eso a veces). Ser diseñador emergente implica ser hombre orquesta; implica ser diseñador, contable, administrativo, patronista, costurera, agente comercial, dependiente, responsable de comunicación y marketing, producción… Y todo eso prácticamente todas las horas que estás despierto. Luchando por salir adelante, a pesar de las prendas que te han cosido mal, los proveedores que no te sirven menos de 500 metros, los proveedores que no tienen más que un rollo, lo caro que te cuesta todo por hacer tiradas pequeñas, el poco tiempo que tienes para diseñar las colecciones … El tiempo, ah, el tiempo… Los tiempos son algo que también va en nuestra contra. Siempre has de estar trabajando a la vez en dos o tres colecciones; la que acabas de presentar y tienes que vender a tiendas, la anterior que tienes que vender a público y promocionar, y la futura que tienes que diseñar. Y como no tienes un equipazo que se encargue de ello, tienes que ser capaz de llevarlo todo, y con una cabeza como la mía, que siempre he sido despistadísima, ser capaz de llevar a la vez tantas tareas es un verdadero logro, creedme. Deberían darme un premio a la empresaria discapacitada o algo así XD


Fuera de bromas. Es algo muy duro, que sí, que peor es picar en la mina, no os lo voy a negar, pero desde luego no es el camino de rosas que el público imagina e implica muchísimo auto sacrificio y reducir tu vida social a la mínima.

Derek Zoolander cambiando su trabajo de supermodelo por el de minero de carbón (imagen de la película Zoolander).


Y alguien se estará preguntando ¿por qué lo haces entonces? A veces yo misma me lo pregunto. A veces le digo a mi pareja (él es escultor y hace la joyería) que por qué no ponemos una copistería. Pero ahora la vida no está ni para eso, todo el mundo está pasando por malos momentos. Y lo hago porque para mí esto es una forma de expresarme igual que un pintor pinta cuadros; tengo la necesidad de hacerlo. Lo cierto es que me podría ahorrar una porción del estrés (sólo una pequeña porción) entrando en una empresa grande de moda como diseñador, cosa que habría hecho ya, si no te prohibieran “ser”. La mayoría de empresas de moda te prohíben tener tu marca.

Aunque tu identidad y estética no tengan nada que ver con la suya y jamás vayas a hacer prendas parecidas. Es decir, que te prohíben por contrato que los fines de semana en tu casa cosas un vestido, que le saques una foto, y que lo subas a una web con tu nombre. Da igual que ese vestido no salga de ahí, que no se vaya a producir mundialmente. Te prohíben tener esa parcela de tu alma, esa forma de expresión… Y debo de ser una hippie bohemia, pero no me gusta que me prohíban ser.


P.D: He vuelto a ser seleccionada en EGO de Mercedes Benz Fashion Week, El desfile será el 18 de febrero.

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