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LAS MUJERES DE VERDAD TIENEN CURVAS Y LAS MODELOS SON TONTAS

El peso de las modelos suscita siempre gran debate en la sociedad. Que si están muy delgadas, que si crean problemas de autoestima en las jóvenes, promueven malos hábitos alimenticios y fomentan cánones irreales… y mi favorita; que no son mujeres reales. Señores, yo tengo la suerte de ser amiga de unas poquitas de ellas y de relacionarme con bastantes, y les aseguro que son tan reales como usted y como yo. Creo que todos realmente sabemos esto, entonces ¿por qué se dicen todas estas cosas?


Muchos me preguntan que por qué los diseñadores utilizan chicas tan delgadas. La respuesta es que la ropa les sienta mejor, y con esto no se quiere decir que la ropa no le siente bien a alguien con más peso, no es eso, es algo más complejo. Nosotros hacemos la ropa con determinadas dimensiones para un desfile, y no sabemos quién se la va a poner. Nuestras prendas están estandarizas, por lo que necesitamos unos cuerpos estandarizados. El problema de las mujeres con más peso y curvas es que el ser humano es bastante diverso; a lo mejor una tiene más carne en la cadera y poco en el pecho, y otra tiene más de pecho y menos de cadera… Tendríamos que estar ajustando muchísimo las prendas, hacerlas casi a medida. Eso nos llevaría mucho dinero y trabajo para que las prendas les quedaran perfectas. Es más fácil trabajar con una variables de cms más pequeñas, aunque luego si falta de algún lado se recurra a las hombreras redondas que mencionaba en el anterior post. No obstante, las modelos no se suelen corresponder con los clichés de 90-60-90, sino que suelen estar más cerca de un 85-64-93, un cuerpo dentro de la normalidad, pero que al estar acompañado de determinada altura y piernas largas y finas, parece aun más delgado de lo que es. Ese mismo torso, montado sobre unas piernas más cortas, nos parecería más normal.

Yo he visto bastantes modelos desnudas, y ninguna tenía este cuerpo.


Cierto es que estas chicas están delgadas y que generalmente son muy altas (aunque no todas) con lo que este aspecto longilíneo que menciono se acentúa, y también es cierto que algunas tienen problemas alimenticios, pero es que estos problemas también existen, y por diversos motivos, en personas que no son modelos. Echarle la culpa a ellas es como echarle la culpa a un ganso de que alguien haga estiramientos de cuello para alargarlo y se lo acabe de luxando; el ganso es como es, no tiene la culpa de tener ese cuello ni de tú te luxes en tu afán por imitarlo. Nadie te ha obligado a imitarlo, no eches balones fuera.


No todas las modelos se matan de hambre. Yo las he visto que sólo comen crudités, y otras comerse su buen bocata de chorizo. Hay que recordar que generalmente son chicas muy jovencitas, que tienen un metabolismo muy rápido por genética, además de que generalmente al ser tan jóvenes, no están desarrolladas del todo y tienen pocas curvas, a eso sumado que su metabolismo aun no ha cambiado, por lo que pueden comer como limas, que no van a engordar (por el momento). Estos casos son más numerosos de lo que uno imagina, y esto es lo que denominaríamos una modelo delgada por naturaleza. Luego hay otras chicas que no tienen esa suerte y tienen que controlar lo que comen para poder mantener su físico (todos deberíamos controlar lo que comemos y comer bien y sano), y cierto es que también existen algunos casos que rozan lo enfermizo. Yo por suerte, de este último tipo me he encontrado muy poquitos casos.

Modelo anónima tomando un tentempié en una sesión de fotos.


Yo no soy modelo, pero siempre he sido del primer grupo; merendaba todos los días bocadillos de Nocilla o gofres, y los fines de semana me terminaba yo solita un cubo de palomitas en el cine. Y me pasaba el día teniendo que responder a preguntas como “¿pero tú comes?” o “¿eres anoréxica?”. Les diré que le duele lo mismo a una niña gordita que le llamen “gorda” o “zampabollos”, que a una delgada “anoréxica” o “jirafa”. Yo jamás he llamado “gorda” a una niña con sobrepeso, y por el contrario sí que he tenido que sufrir que ellas se metieran con mi físico. Y aun hoy en día me sigue pasando a veces, y eso que mi metabolismo ya ha cambiado, y no me puedo permitir aquellas opíparas meriendas bajo riego de que me salga “culo de abeja reina”. Que alguno dirá que es mejor eso que estar delgada, pero eso es una opinión y opción personal. Jennifer Lawrence ha dicho que en Hollywood la tratan de gorda, pero ella no opina lo mismo; está contenta con su peso y no quiere adelgazar. ¿Por qué debería hacerlo? Ella ha tomado su opción personal. ¿Por qué debería nadie tachar a otro de delgado o rellenito? ¿Qué derecho tiene nadie a juzgar el aspecto de los demás?


El pensamiento de Lawrence es el que deberíamos inculcarle a nuestros hijos. El “yendo yo caliente, ríase la gente”, que es muy diferente al de “mi opción es la correcta y el otro se equivoca”. El primero parte de la madurez emocional y la propia aceptación, independientemente de lo que dicte la sociedad o las modas. El segundo de una especie de egolatría regida por la baja autoestima; “ese es diferente a mí, y por ende, se equivoca”.

Hay que evitar criticar a otras personas por su aspecto delante de los niños, porque ellos aprenden de nuestros actos, y no podrán crecer sanos con su imagen exterior (ni interior) si lo único que ven es a sus referentes adultos criticar todo el día a esta porque está gorda y a esta otra porque está escuchimizada o tiene celulitis. La autoestima no está en los otros, está en cada uno. Educar para entender que todos somos diferentes y que no existe una opción ni mejor ni peor (dentro siempre de lo que es saludable, claro está) y que uno no debe juzgarse a sí mismo en contraste con los demás, sino por lo que su juicio personal le diga, o lo que le haga feliz. Que la envidia, por muy deporte nacional que sea, nunca lleva a la felicidad, y que al otro le vaya mal no debería influir en nuestro estado de ánimo.

Jennifer Lawrence se pasa la opinión de los demás por el poto***


Esto me lleva al último punto, el de que las modelos son tontas. De nuevo prejuzgamos y de nuevo necesitamos que el otro tenga algo mal para sentirnos mejor con nosotros mismos. Porque que una persona, sea guapa, inteligente, y gane dinero, nos podría corticuitar el cerebro. No sé si recuerdan a Carmen Kass, aquella modelo que se metía en una piscina de oro líquido y susurraba aquello de “J’adore”. La muchacha no sólo es guapa, sino que se presentó a las elecciones del Parlamento Europeo y fue nombra presidenta de la liga nacional de ajedrez en su país, Estonia, ya que es una aficionada desde los cuatro años. Así que verán ustedes que de tonta nada, y como ella muchas. La mayoría de las modelos que conozco compaginan su trabajo con estudios universitarios, y créanme que no es nada fácil con la vida que llevan de aquí para allá…


Hay modelos tontas, claro que sí, pero no es porque sean modelos, es porque son humanas y humanos tontos hay por todos lados; y en todas las profesiones (exceptuando algunas como la de astrofísico nuclear) hay gente que parece que si les agitas van a caer bellotas. Yo tengo la suerte de poder llamar amigas a un puñadito, y estando el otro día en una fiesta de cumpleaños con dos de ellas, me surgieron estas reflexiones, porque les puedo asegurar que pocas chicas tan cabales y naturales he conocido yo con sus edades; se dedicasen a lo que se dedicasen, y pesasen lo que pesasen. Una de ellas, que no para de un sitio a otro, desfilando hoy en Portugal y mañana en Nueva Zelanda, se retiró temprano para poder estudiar para sus exámenes finales de la carrera. Huelga decir que lo pasamos genial, porque también tienen esa capacidad que parece tan difícil de encontrar: la de poder hacer muchísimo el tonto cuando se debe. Sin estimulantes, y sin vergüenzas. Un gustazo, oigan.

De nuevo la naturalidad de Jennifer Lawrence. Algo muy de agradecer en este mundo “del aparentar”.

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